Wednesday, November 28, 2007

LA ESQUINA DEL PECADO


Quizás el corazón o hueso de la Gran Manzana sea la intersección de la Calle Veintitrés, donde se cruzan la Quinta Avenida y Broadway, y justo donde un edificio en forma de triángulo llamado Flatiron da la impresión de un barco de hierro y concreto navegando de sur a norte por la Isla.


A principios del Siglo XX, este punto de la ciudad secretamente se mencionaba como la esquina del pecado: Es el lugar donde los vientos siempre han soplado con más fuerza en toda Manhattan, y los hombres de aquella época se paraban apoyados en sus bastones, esperando que el aire le levantara los faldones a las damas para verles los tobillos.
La incipiente cinematografía de la época muestra a libidinosos caballeros a la caza del empezar de unas pantorrillas femeninas y policías sonando sus silbatos y ordenándoles seguir su camino, protegiendo el honor de las mujeres.



El Flatiron Building fue construido entre 1901 y 1903, por Daniel H. Burnham & Co.; su estructura de veintiún pisos tiene una fachada rústica de limestone sobre un marco de acero, ornamento al estilo del Renacimiento Francés y decoraciones de cabezas de leones y rostros esculpidos. Rápidamente se convirtió en un símbolo de los rascacielos de Manhattan.


Sin embargo, a pesar de una falsa leyenda atribuida al mismo, nunca fue el edificio más alto de la ciudad ni el primer rascacielo hecho en la Gran Manzana; lo que si se asegura es que el Flatiron fue eregido durante la primera generación de edificios altos construidos sobre esqueletos de acero.
Su primer nombre fue Fuller Building, por su propietario y urbanizador George A. Fuller Company. Pero, vertiginosamente, los neoyorquinos intrigados ante aquel alarde arquitectónico, comenzaron a llamarle Flatiron, nombre que conserva hasta este momento.


Hoy día este barrio es conocido como Flatiron District. Es un área comercial, desde la época en que aparecía en los mapas con el nombre de The Parade y los ingleses y sus descendientes encontraban los artículos originarios de la vieja Europa en las tiendas llamadas Dry Good’s de los alrededores. La foto anterior muestra cómo era la esquina antes de la construcción del Flatiron Building. Luego se volvió un barrio aristocrático, y se le atribuye ser la cuna de célebres autores estadounidenses, entre ellos O. Henry y Edith Wharton.

Durante la década del sesenta, muchos fotógrafos de moda, pintores exitosos y gentes vinculadas al mundo artístico y publicitario comenzaron a mudarse a la zona, convirtiéndolo en un barrio chic; en la actualidad ahí conviven, además, una bohemia económicamente bien amortizada con yuppies surgidos de los booms de Wall Street o del Dotcom de los noventa.



El Flatiron Building está reconocido como un landmark; así como el reloj que queda al norte del edificio y y al oeste donde Broadway se tropieza con la Quinta Avenida. Dicho reloj es uno de los pocos Sidewalk Clock que quedan en la Isla, hecho por Hecla Iron Works en 1909. Este tipo de reloj abundaba en la ciudad como un artículo necesario para el transeúnte antes de los años veinte del siglo pasado, hasta que los relojes de pulsera masculinos y las obras maestras de joyería con relojes incrustados para las damas se hicieron populares.
El edificio alberga oficinas comerciales y representa uno de los símbolos de Manhattan por sí solo: Su mole triangular aparece no sólo en libros de arquitectura, en bibliografías sobre la historia de Nueva York o periódicos de diversas épocas; también está atrapado en souvenirs como llaveros, pisapapeles, portavasos, postales, pósters o camisetas. Flatiron Building es un icono neoyorquino como lo fueron las Torres Gemelas, y lo siguen siendo el Rockefeller Center o el Empire State.


3 comments:

Anonymous said...

detras de este blog hay un periodista,uno bueno...

GeNeRaCiOn AsErE said...

buena serie de fotos eufrates.

Intenté dejar un comment en el anterior post, pero me fue imposible.
La sola alusión a que determinado idioma pueda ser relevante en detrimento del mensaje es derogatoria y además de por sí ilusa.
Yo creo que todos tenemos el mismo derecho de opinar cubanos e hijos de cubanos y si nuestro interlocutor no lo acpata, entonces no vale la pena ni tan siquiera debatir o hablar de tema alguno con semejante energúmeno.
En otras palabras... a estas alturas del juego de pelota lo importante es hablar de lo que pasa en Cuba, además del ingles, en todos los idiomas del mundo.
saludos, t

Anonymous said...

muy interesante conocer la historia de estos antiguos edificios de la isla de Manhattan